La Galicia bajomedieval ofrece un
escenario ideal para observar dos actitudes contrapuestas en relación a la
guerra y los conflictos generados por la caballería feudal: frente a la visión
interna, ofrecida por la propia nobleza, que tiende a presentar la violencia a
la luz de los valores caballerescos –alegando especialmente la defensa del
honor–, otros sectores sociales, representados por los letrados y los
campesinos, ofrecen una perspectiva completamente distinta que pone el énfasis
en la codicia y el robo como factores explicativos de la guerra feudal.
Aun cuando el documento publicado trata de Galicia, es extensible en parte a otros reinos o territorios de la Hispania norteña. Numerosos documentos de la época muestran una visión constante de conflictos entre noblezas locales, campesinos que organizan milicias para vengar las ofrentas de villas vecinas, o pequeños aristócratas que convocan fonsados locales para robar y saquear territorios vecinos.
La imagen generalizada de una Hispania cristiana unida contra el enemigo musulmán, dista mucho de ser real. La realidad es que tras las fronteras cristianas nacían miles de conflictos pequeños, focalizados en pequeños problemas del día a día que no pocas veces se solucionaban con la guerra.
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